Atracciones


AVENIDA BROADWAY

A interpretar se ha dicho

Avenida Broadway (o "camino ancho" en castellano) es la calle más famosa de Manhattan, junto a la Quinta Avenida.




¿Quién no ha oído alguna vez hablar de esta avenida? Broadway es una de las avenidas más imponentes, importantes y famosas de la ciudad de Nueva York. Es muy fácil situarla en el plano, ya que a diferencia del resto de calles, ésta no es paralela o perpendicular al resto, si no que es oblicua al resto, saliendo desde Times Square y atravesando todo Manhattan.





En ella, o muy cerca de ella, se encuentran la mayoría y los grandes teatros del mundo. La oferta de obras teatrales y sobretodo musicales es muy amplia y variada, por lo que busquemos lo que busquemos, seguro que lo encontramos allí. El Circuito de Broadway está formado por 19 teatros, aunque solamente dos de ellos se encuentran en la avenida, el resto está situado a los alrededores de la misma.

Se trata de una calle muy larga y amplia que tiene un ambiente especial, muy concurrida de gente que va en todas las direcciones, con vendedores callejeros y que está llena de rótulos de neón, en este sentido no está al nivel de Times Square, pero todos y cada uno te llaman la atención, no tienes ojos suficientes para mirar a todos los reclamos. Así que es muy recomendable visitarla sobre todo de noche. Y como no podía ser menos en esta ciudad, flanqueada por enormes rascacielos a ambos lados que parecen no tener fin.





Me encanta el ambiente de esta calle, tiene mucha vida, está llena de restaurantes donde cenar a cualquier hora; hay quien cena antes de la representación, mientras que otros, nuestro caso, prefieren ir al teatro y después sentarse tranquilamente en un restaurante a disfrutar lo que queda de velada.




Ya de por sí Nueva York es una ciudad cara, pero esta avenida me pareció un poco más aún, supongo que aprovechando el tirón de los teatros y el ambiente que tiene, tanto diurno como nocturno. Como curiosidad nos comentaron, que esta calle es una de las que tiene los pisos más caros, tanto en venta como en alquiler.

Visita obligada si viajas a la ciudad.








PUEBLO ESPAÑOL EN BARCELONA
Pueblo peculiar
Esta es otra de las paradas que hice durante mi estancia vacacional en la ciudad de Barcelona.

El Pueblo Español, o Poble español en catalán, es un museo al aire libre, en el cual se representan edificios típicos de prácticamente todas las comunidades autónomas españolas.

Este recinto fue construido en 1929 con motivo de laExposición Internacional que se celebró ese año en Barcelona. La idea fue impulsada por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch y se concibió como un pueblo en el que se pretendían reunir las principales características de los pueblos de España. Los arquitectos Francesc Folguera y Ramon Reventós, y los artistas Xavier Nogués y Miquel Utrillo fueron los encargados de llevar a cabo este proyecto tan original.

Está en lo alto de Montjuic, un poco a desmano, así que nosotros para subir utilizamos el metro primero, y después cogimos el funicular, y de ahí ya fuimos dando un paseo de unos 30 o 35 minutos.

La verdad es que fuimos al mediodía y en ese paseo pasamos mucho calor, y es que el sol apretaba de lo lindo, por lo que lo mejor y más fácil para llegar hasta allí es coger el autobús, ya que te deja en la parada que hay justo delante.

El precio de la entrada creo que fueron 9 euros, un poco caro para mi gusto, y más después de entrar al interior y verlo, puesto que en parte me pareció que me cobraron por entrar a una especie de centro comercial, eso sí, guardando las distancias.

En el interior se puede ver una especie de pueblo, formado por las casas típicas de casi todas las provincias o comunidades autónomas. Las construcciones características están bastante bien logradas, siendo réplicas de casas que existen, indicándote en letreros el nombre y el lugar de la casa originaria. A mí particularmente, la parte que más me gustó fue el barrio andaluz.

Por otra parte, en el interior de esas casas se pueden encontrar bastantes tiendas donde poder comprar los típicos recuerdos, teniendo alguna también un taller de cristal donde ver como se elaboran esos recuerdos.

También hay varios restaurantes donde poder comer, algunos de ellos bastante caros por cierto, aunque otros tienen precios más asequibles. Nosotros comimos muy bien en uno que hay a la derecha en la plaza según entras, por unos 12 euros, según creo recordar.

Dentro nosotros no encontramos demasiada gente, no sé si fue por el calor que hacía, por las fechas en las que estábamos o por la hora, pero pudimos callejear tranquilamente, sin ningún tipo de agobios y hacer las fotos con total tranquilidad.

No me pareció muy grande, aunque tiene una superficie de 42.000 m2 y la verdad es que se recorre bastante rápido, con calles estrechas, lo que daba la sensación de andar por el casco viejo de cualquier pueblo, pero cada casa de un tipo.

Una visita recomendable y que yo disfruté mucho, pero eso si, el precio me pareció excesivo, es el único inconveniente que puedo poner de este lugar.





BIBLIOTECA DE NUEVA YORK
Más que una Biblioteca




Hoy voy a hablaros de la biblioteca de Nueva York, que está situada en pleno centro de Manhattan, junto al parque Bryant.

Antes de visitar la ciudad, la única referencia que tenía de ella, era lo que salía en la película “El día de mañana", protagonizada por Dennis Quaid; se veía enorme pero no se aprecia ningún detalle del edificio.

Hay zonas que están abiertas a todo el mundo, por las que nosotros paseamos tranquilamente sin que nadie nos dijera nada, y otras con acceso restringido.







Las instalaciones me parecieron impresionantes, nada que ver con las bibliotecas en las que he estado de España. Tiene 3 pisos llenos de asombrosas salas de estudio, muy grandes, espaciosas, luminosas y con techos muy altos; todas ellas construidas con mucho gusto, los techos están súper trabajados, muy ornamentales, de forma que recuerda a edificios muy antiguos. También tienen muchos detalles en madera por todas las salas.






Por otro lado, se han ido adaptando a los tiempos que corren, en la biblioteca hay disponibles extensas salas llenas de ordenadores, donde pasando la tarjeta te puedes conectar a Internet o encontrar la información que necesitas en la base de datos.



Hay que decir que es una biblioteca digna de la ciudad de Nueva York, se combina de una manera muy buena el diseño clásico y los nuevos tiempos. Difícilmente veremos otra ni tan siquiera parecida en otro lugar del mundo.
En cuanto a las fotos, al principio parece que te da corte hacerlas por toda la gente que hay allí, pero parece que están acostumbrados porque dentro se veía mucho turista, y por lo menos en mi caso no me dijeron nada.
La fachada es blanca y para acceder al interior hay que subir unas cuantas escaleras, pero cuando estuvimos nosotros, estaban en obras y había un andamio con toldos que cubría toda la fachada principal, asi que…una pena de fotos.





MUSEO DE INMIGRACION - ELLIS ISLAND
Lugar Histórico
La isla de Ellis era el lugar al que llegaban los inmigrantes a Estados Unidos. Llegaban llenos de esperanza en busca de una vida mejor, llevando consigo su maleta o baúl con sus escasas pertenencias.




Esta isla era la puerta de entrada a Estados Unidos. Cómo dato curioso, y para que os imaginéis el ritmo de entrada en el país, había días que pasaban unas 14.000 personas, lo que creo que es una barbaridad de gente.

Por aquí pasaron millones de inmigrantes que querían entrar en el país, sobre todo de Europa, pero también de otros continentes como Oceanía o Asia.

Esta isla y su museo se ha convertido en un tributo a todos ellos. Se respira historia por todos sus rincones. El lugar está lleno de fotografías y objetos, mostrándonos diferentes pasajes de la inmigración, que recuerdan aquella época.





Me pareció curioso que la gente, especialmente los norteamericanos, que tenga antepasados inmigrantes puede consultar en un ordenador todos los datos disponibles sobre su familia, cuándo llegaron, de dónde procedían, etc.




Además de la historia, y como estamos en el país del capitalismo por excelencia, no puede faltar la parte comercial de la zona, podemos encontrar una tienda para comprar cualquier tipo de souvenir; y si nos entra hambre también hay a nuestra disposición un bar / restaurante donde comimos algo rápido.
El edificio del museo y los objetos que se guardan dentro se conservan en muy buen estado, lo que es sorprendente teniendo en cuenta en las condiciones tan precarias en las que se tenía que viajar antes.










La visita a este museo se suele hacer en combinación con la visita a la Estatua de la Libertad, como fue nuestro caso, con lo que entre las dos visitas tuvimos ocupada toda la mañana. El precio unos 20 o 25 dólares, no lo recuerdo bien, pero me parece que está bien y no resulta nada caro.





PEINE DEL VIENTO

Símbolo de la ciudad




Durante mi visita a San Sebastián, estuve viendo el Peine del Viento, que es uno de los símbolos de la ciudad.




Es obra del escultor Eduardo Chillida. Está situada al final de la bahía de Donosti; para ir hasta allí, lo mejor es ir andando por el paseo de La Concha y después por Ondarreta y disfrutar de las vistas que ofrece el paseo.
 



También podemos ir en coche y aparcar por la zona del club de tenis, pero os costará porque no hay mucho sitio. A mi me tocó dar la vuelta y aparcarlo más lejos.

En realidad se podría haber llamado de cualquier otra forma puesto que básicamente, la obra consiste en un conjunto de tres esculturas de hierro, con formas raras, las cuales están completamente oxidadas, incrustadas en las rocas. La zona se adapta perfectamente al nombre de la obra, ya que, es la zona de la bahía donde más viento hace. Si vais en invierno como yo, ya podéis ir abrigados ya que con el aire que hace allí, pasaréis frío.





Cuando el mar está revuelto, es digno de ver cuando las olas rompen sobre las rocas y salpican las esculturas.

Una cosa que me llamó mucho la atención la primera vez que estuve es que el autor incluyó agujeros en el suelo y  cuando las olas golpean en las rocas, sale viento del suelo.


Por último, reseñar que es una buena zona para sentarte a contemplar el mar y perderte en tus pensamientos, olvidándote del stress de la ciudad y disfrutar de las vistas de toda la bahía.




Totalmente recomendable cuando visitéis la ciudad.







EDIFICIO CHRYSLER
El hecho diferencial

Durante nuestro viaje a Nueva York, tuvimos la oportunidad de visitar el Edificio Chrysler. Este curioso edificio fue construido a finales de los años 20, y durante poco más de un año, fue el techo de la ciudad; posteriormente, ese honor se lo quitó el Empire State Building.


Es otro de los símbolos de la ciudad, aunque, quizá, en popularidad, se encuentre un escalón por debajo de la Estatua de la Libertad o el Empire State Building; aun así, merece la pena visitarlo.
Su parte superior me resultó bastante curiosa y es que recuerda al tapacubos de un coche, es sin duda la parte más bonita del edificio. Es muy fácil reconocerlo desde cualquier sitio y forma parte importante del conocido skyline de la ciudad de Nueva York.
Pese a ser uno de los edificios más altos de la ciudad, en ningún momento me dio sensación de que fuera un tocho, como si me pasó con otros rascacielos, sino todo lo contrario, más bien diría que tiene una forma esbelta, que se va estrechando a medida que asciende y coronado por el tapacubos con una aguja.


Otra cosa que me pareció llamativo es que un edificio de este tipo tuviera gárgolas, nunca lo habría adivinado, ya que siempre se suelen relacionar con iglesias y demás. Al pasar por delante, pudimos ver un recibidor muy bonito, muy elegante y llamativo, todo él, en mármol rojizo.

Me pareció un edificio muy original en su ornamentación, con muchos detalles y referencias al famoso automóvil, y pese a tener los años que tiene, es de los más bonitos de la ciudad.
Aunque lo hayáis visto de día, os recomiendo que vayáis a verlo por la noche, su iluminación lo hace especial y hace que parezca otro, todavía más bonito.

Eso sí, para sacar fotos nocturnas, llevaros un trípode para la cámara y así podréis captar toda su belleza, sino os saldrán movidas.


WASHINGTON MONUMENT
Pedazo de Obelisco



El Monumento a Washington es una de las atracciones más impresionantes que podemos encontrar en la ciudad. Llegamos al centro de Washington en metro, nada más salir de la estación, nos pusimos a consultar el plano de la ciudad, sólo llevábamos unos pocos segundos mirándolo, cuando un señor se nos acercó y nos preguntó a dónde queríamos ir; la gente allí nos pareció muy atenta y muy amable con el turista; le dijimos que al Lincoln Memorial y nos indicó de una manera muy sencilla.












Justo en frente de éste, pasando la Piscina Reflectante y el Monumento a la 2ª Guerra Mundial se encuentra el monumento a Washington. Se ve perfectamente y parece que está cerca, ahí mismo, pero cuando te pones a andar tardas un rato en llegar, y cuando estás situado debajo, te das cuenta de que, en realidad, es una mole.





Como veis si hay una cosa que abunda en esa zona son los monumentos.


Se alza imponente en medio de un parque, está situado a medio camino entre el Monumento a Jefferson y la Casa Blanca, así que está situado en una zona estratégica. Además está rodeado de infinidad de banderas, que como ya sabemos, es una cosa que les encanta a los americanos.

Este obelisco es sin duda uno de los símbolos de la ciudad, aunque hay otro bastante parecido en la ciudad de Buenos Aires.
Os recomiendo subir hasta arriba, las vistas son impresionantes, se puede ver prácticamente todo Washington, y qué pequeño se ve todo desde ahí. Eso si, os recomiendo armaros de paciencia ya que suele haber bastante gente que quiere subir, asi que casi seguro que os tocará esperar un rato.

De noche, el monumento impresiona mucho más, está equipado con unas balizas con luces rojas intermitentes a modo de ojos y que sirven para marcar su posición y evitar posibles choques de aviones o helicópteros.
La verdad que esas luces rojas encendiéndose y apagándose le dan un cierto toque siniestro

Sin duda, es una visita que hay que hacer cuando se va a Washington.





EMPIRE STATE BUILDING
El Jefe de la Ciudad

El Empire State Building en mi opinión es, junto con la Estatua de la Libertad, la edificación más emblemática de la que dispone la ciudad de Nueva York.




Está situado en el centro de Manhattan, entre la 5ª avenida y la calle 34 Oeste. Es un gran coloso de hormigón coronado con una gran antena.



Antes de su terminación, el edificio Chrysler era el edificio más alto de la ciudad.

Para visitar el Empire State Building, hay que armarse de paciencia, primero por las colas que hay para entrar, y segundo, por los controles de seguridad, similares a los de un aeropuerto, que hay que pasar antes de subir.

Dependiendo de lo que pagues por la entrada, puedes acceder a uno u otro de los dos miradores que hay. Nosotros estuvimos en el de más abajo, creo recordar que era en el piso 86.

El ascensor tarda en subir aproximadamente un minuto, por lo que es una gran velocidad, pero tú en su interior, apenas te enteras de nada.

Las vistas de la ciudad son maravillosas, se ve perfectamente el edificio Chrysler, la Estatua de la Libertad, así como los dos ríos que rodean la isla: el East River y el Hudson.




Si miras hacia abajo, verás los taxis como miniaturas; de esa manera te haces una idea de la altura a la que estás.

A la entrada te hacen pasar por un photocall en el que te hacen una fotografía, que puedes comprar más tarde y a la salida te hacen atravesar una tienda de souvenirs por si te interesa comprar algo.


Una vez arriba te puedes quedar todo el tiempo que quieras. Yo os recomendaría subir al atardecer, de forma que estéis arriba cuando se haga de noche y poder contemplar la ciudad iluminada. Las fotos que podréis sacar desde los cuatro lados son espectaculares.




Visita totalmente recomendable y que no olvidaréis.





CENTRAL PARK
El Oasis de Nueva York

Uno de los días de nuestra estancia en Nueva York visitamos el conocidísimo Central Park. Y sólo puedo decir una cosa: ¡Qué pasada!




El parque ocupa una extensión enorme; con 4 kilómetros de longitud por 800 metros de ancho, con una gran cantidad de caminos y carreteras, de forma que resulta imposible visitarlo todo en un solo día.

Al entrar te da la sensación de que has estado allí anteriormente, todo te parece ser conocido, y es debido a las películas que todos hemos visto en la tele sobre esta maravillosa ciudad.







He de decir que las películas no se inventan nada, todo lo que echan es la pura realidad, la sociedad en Nueva York es así, por extraño que nos pueda parecer a muchos.

Visitamos el parque en domingo, un día de lo más soleado, y la verdad es que estaba lleno de gente.



Hay una gran cantidad de opciones de entretenimiento que hacer en su interior: podéis encontrar gente de picnic, jugando al futbol americano, al béisbol, simplemente sentados en la hierba charlando con los amigos, y algo tan simple como hacer footing, lo cual me sorprendió por la cantidad de gente que lo practicaba, creo que no he visto tanta gente corriendo en toda mi vida.







Además de todo esto, en el parque también puedes navegar por el lago, montar en tiovivo, jugar con barcos teledirigidos en un estanque, visitar el zoo, e incluso; hay una zona para niños, presidida por una estatua de Hans Christian Andersen.



Aparte de los domingueros, al parque también acude gente con intención de ganarse un dinerito, puedes encontrar gente tocando algún instrumento, cantando, y sobre todo, bailando, y no a nivel de aficionado / principiante; parecen auténticos profesionales.



Una cosa que me llamó la atención, a pesar del gentío que había, es lo limpio que estaba, era complicado encontrar un papel en el suelo. Todo está muy cuidado.

En definitiva, se trata de un lugar ideal para relajarse, respirar aire fresco y aislarse de la vorágine de la ciudad.

Como anécdota os diré que el parque sirve como referencia para situarse en la ciudad, ESTE / OESTE.

Sin duda, uno de las visitas que no puede faltar en vuestro itinerario a la hora de conocer la Gran Manzana.





PERITO MORENO
Pared de Hielo


La localidad de El Calafate está situada en la provincia de Santa Cruz, en la ribera meridional del lago Argentino. Se trata de una población pequeña, de poco más de 20.000 habitantes.

El municipio ha adquirido renombre con los años porque se le puede considerar un campamento base para visitar el Glaciar Perito Moreno; sin duda, el más famoso de los que se pueden visitar dentro del Parque Nacional los Glaciares; aunque en mi opinión, también merece la pena visitar el Upsala, Spegazzini, Onelli y Seco; entre otros.

La mejor forma de llegar a El Calafate es a través del avión; su aeropuerto internacional está situado a unos 10 minutos del pueblo.

Como comenté antes, el Glaciar Perito Moreno es el más conocido de todos. Está situado frente a la Península de Magallanes y a unos 80 kilómetros de El Calafate; desde ahí el viaje hasta esta gigantesca masa de hielo se hace en autobús.






Sus dimensiones son francamente impresionantes, tiene un frente de 5 kilómetros de longitud y una altura de más de 70 metros.





Es un glaciar que se encuentra en avance, y en el mismo, represa las aguas del brazo Rico del lago Argentino. Esto produce una diferencia de nivel entre un lado y el otro, el agua va erosionándolo y se va formando una bóveda y cuando la presión se hace insoportable, se produce la ruptura.

Tuve la suerte de poder observar este fenómeno y os puedo decir que es uno de los espectáculos más imponentes que he visto. El estruendo te deja paralizado.



Os recomiendo que hagáis una pequeña navegación que recorre su frente; en ese momento, os daréis cuenta de sus verdaderas dimensiones, de su tamaño gigantesco.






Para contemplarlo en todo su esplendor os aconsejo que llevéis gafas de sol, porque refleja tanto la luz que hace hasta daño, y si el día sale nublado, mejor, porque así adquiere un color azulado precioso. Te puedes pasar las horas muertas contemplándolo.

Al día siguiente no os podéis perder la navegación por el lago Argentino, podréis ver enormes icebergs vagando por el lago y el resto de los glaciares, como el Upsala, que tiene unos 10 kilómetros de ancho; un auténtico monstruo.

Totalmente recomendable para todos aquellos amantes de la naturaleza.




PARQUE NACIONAL DE IGUAZU
Naturaleza en Estado Puro


El Parque Nacional de Iguazú fue fundado en el año 1934, y declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986. Está situado, en su mayor parte en la provincia argentina de Misiones.

Tiene una superficie de más de 60.000 hectáreas y en él podemos encontrar 275 saltos de agua, repartidos entre territorio argentino y brasileño en una proporción de 80 a 20.





Nos alojamos en el pueblo de Puerto Iguazú, en un hotelito que me pareció muy coqueto y tranquilo: Hotel Posada La Sorgente, situado en una zona muy tranquila y del que hablaré en futuras entregas.

Cuando te diriges a este parque, sabes que vas a encontrar naturaleza en estado puro, pero ni en mis mejores sueños podía esperar lo que allí encontré.

Vas paseando por la naturaleza y de repente te encuentras con un salto de agua y otro y otro ….. algunos de ellos incluso te salpican cuando caminas por la pasarela, y es que estás tan cerca de ellos y el ruido es tan potente que te llegar a estremecer por momentos.



El paseo te va preparando para lo que vas a ver después, la mejor y más bonita catarata que he visto nunca: La Garganta del Diablo.



Tiene 80 metros de altura y es la más grande de todas las que hay en el parque. La verdad que te deja con la boca abierta; puedes pasarte las horas muertas contemplando esa auténtica maravilla. Está situada justo en la frontera entre los dos países.



Lo que me llamó poderosamente la atención fueron las fumarolas de vapor de agua suspendido en la atmósfera al caer ésta y chocar contra el suelo; según nos explicó el guía hay un ave que únicamente vive allí: El Vencejo de Cascada.



La forma en la que se llega a La Garganta del Diablo me resultó muy particular. Se accede a través de un Tren Ecológico y luego se camina sobre una pasarela de acero, hasta llegar al mirador desde el que se contempla ese hermoso espectáculo.

Pero si visto desde la altura resulta increíble, imaginaros una navegación que te lleva casi hasta debajo de la cascada, con toneladas de agua cayendo por todas partes. La sensación que experimentas es única. Te sientes insignificante montado en la barca, ante toda la fuerza del agua.




Al día siguiente, tenéis que pasar al lado brasileño, ya que el dicho “Argentina tiene las cataratas, pero Brasil tiene las vistas” es totalmente cierto.




Desde este lado se pueden ver las cataratas en todo su esplendor, las vistas son impresionantes, la posición es ideal para sacar unas fotos fantásticas; es como si las estuvieras viendo a través de un escaparate. La posición es inmejorable, aprecias todos y cada uno de sus detalles y tienes una perspectiva del conjunto que te dejará maravillado.





El Parque Nacional de Iguazú es un lugar mágico, de una belleza inigualable y que os invito visitar. En mi opinión es uno de los lugares más bonitos que he visitado.


El Oasis de Nueva York

Uno de los días de nuestra estancia en Nueva York visitamos el conocidísimo Central Park. Y sólo puedo decir una cosa: ¡Qué pasada!




El parque ocupa una extensión enorme; con 4 kilómetros de longitud por 800 metros de ancho, con una gran cantidad de caminos y carreteras, de forma que resulta imposible visitarlo todo en un solo día.

Al entrar te da la sensación de que has estado allí anteriormente, todo te parece ser conocido, y es debido a las películas que todos hemos visto en la tele sobre esta maravillosa ciudad.
  


  

He de decir que las películas no se inventan nada, todo lo que echan es la pura realidad, la sociedad en Nueva York es así, por extraño que nos pueda parecer a muchos.

Visitamos el parque en domingo, un día de lo más soleado, y la verdad es que estaba lleno de gente.


Hay una gran cantidad de opciones de entretenimiento que hacer en su interior: podéis encontrar gente de picnic, jugando al futbol americano, al béisbol, simplemente sentados en la hierba charlando con los amigos, y algo tan simple como hacer footing, lo cual me sorprendió por la cantidad de gente que lo practicaba, creo que no he visto tanta gente corriendo en toda mi vida.
  


  

  
Además de todo esto, en el parque también puedes navegar por el lago, montar en tiovivo, jugar con barcos teledirigidos en un estanque, visitar el zoo, e incluso; hay una zona para niños, presidida por una estatua de Hans Christian Andersen.
  

Aparte de los domingueros, al parque también acude gente con intención de ganarse un dinerito, puedes encontrar gente tocando algún instrumento, cantando, y sobre todo, bailando, y no a nivel de aficionado / principiante; parecen auténticos profesionales.
  

Una cosa que me llamó la atención, a pesar del gentío que había, es lo limpio que estaba, era complicado encontrar un papel en el suelo. Todo está muy cuidado.

En definitiva, se trata de un lugar ideal para relajarse, respirar aire fresco y aislarse de la vorágine de la ciudad.

Como anécdota os diré que el parque sirve como referencia para situarse en la ciudad, ESTE / OESTE.

Sin duda, uno de las visitas que no puede faltar en vuestro itinerario a la hora de conocer la Gran Manzana.

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